Anali Sthefani Garayar Zevallos.

lunes, 24 de mayo de 2010

DESCARTANDO









Sólo he intuido el clarísimo azul
cielo de estío que nunca veré
pero el vacío anterior de mi fe
muerto de frío quedó bajo el tul.

Preso en tus ojos silentes al mar,
casi posesos de un hado gentil,
llenos de antojo privado y sutil,
plenos de exceso, sedientos de amar.

Lejos, tan lejos tu beso de miel
roza mi espejo cubierto de sal,
Rezo, ya rezo enjugando mi piel,
lágrimas bañan mi cuerpo en sudor.
Dioses ocultos me guardan del mal.

Tan claros
que pueden opacar la luz del cielo,
que encienden con su azur un mar de hielo,
que hieren sin matar del sol sus faros.


Son mágicos y raros
cual gemas de un tesoro bajo un velo,
diademas, fuego y oro, mi desvelo,
condena por no verlos, desamparos.

Y yo que soy feliz sin haber visto
me pierdo en el confín de sus fulgores
y frente de mi espejo, me desvisto.

De toda pena, dócil, ya desisto,
me duermo bajo azules resplandores
y sueño que los veo, luego existo.







No hay comentarios:

Publicar un comentario